Cuentan la historia de Katniss Everdeen, una chica de 16 años que vive en un futuro postapocalíptico en el que los Estados Unidos (y el resto del mundo probablemente también) se han venido abajo. En lo que queda del país, se ha instituido un gobierno autoritario en el que el Capitolio ostenta el poder absoluto sobre 12 distritos, que son tratados como esclavos, cada uno de ellos dedicado a la obtención de un recurso para sus amos opresores. Katniss es una chica rebelde del distrito minero, el 12, que se verá inmersa en la peor arma psicológica del enemigo: Los Juegos del Hambre. Se trata de una competición organizada anualmente a la que se envían forzosamente por sorteo un chico y una chica de cada distrito a una arena, para que se maten entre ellos y sólo quede uno al final, una forma de recordar a los distritos que el poder lo ostenta el Capitolio y puede hacer con ellos lo que quiera. Los Juegos son retransmitidos a todo Panem (el nombre de este ficticio estado) como un vulgar reality show. Katniss se ve obligada a ir en el primer libro a los Juegos como sacrificio para evitar que su hermana pequeña Prim, que había sido elegida, pereciera en la competición.
Los libros están narrados en primera persona y en presente, que puede resultar un poco opresivo a veces y hasta extraño, pero la historia lo merece. La actuación de la protagonista en el primer libro, desafiando abiertamente al Capitolio con su comportamiento en la arena, desencadena los acontecimientos de los otros dos libros, puesto que la chica sirve como catalizador para una rebelión que pretende liberar a los distritos.
Katniss encontrará tanto aliados fieles como enemigos feroces en esta historia que no por ser literatura adolescente carece de escenas brutalmente explícitas y sangrientas, que son la propia esencia de los Juegos. Como no podía ser de otra forma en este género, hay un romance y un triángulo amoroso implícitos, pero dentro de lo que cabe no son el eje de los libros, y eso yo al menos lo agradezco. La parte de ciencia ficción es muy ligera, apenas un mero soporte para dar consistencia al mundo que muestra, donde la rudimentaria vida de los distritos contrasta con la avanzada tecnología del Capitolio, que tiene aerodeslizadores y armas de todo tipo, conocimientos de manipulación genética, y una medicina avanzada.
El trasfondo está muy poco explorado y explotado. En ningún momento se define de una forma medianamente completa la cadena de acontecimientos que dio lugar a Panem, y eso es una pena, pero una historia en primera persona con una protagonista así no se presta mucho a este tipo de cosas. He echado mucho de menos esto en la historia, hasta el mismo último libro, donde parecía que por el desarrollo de la historia uno aprendería más, pero no, nada de eso.
El primero está hecho para enganchar definitivamente a todos los lectores posibles, con una historia cada vez más rápida en la que cada capítulo llama a seguir leyendo. El segundo sigue la misma tónica, aunque no lo logra de igual manera, probablemente hay que entenderlo como un interludio para llegar al tercero, ya que el propio libro carece de una estructura realmente atractiva, al menos en mi opinión. Nuevamente hay cosas inesperadas, pero no tienes la misma sensación que con el primero. El tercero por desgracia no me ha parecido que tenga un final realmente llamativo, más bien plano. No por previsible, que podría argumentarse que lo es, sino porque carece de emoción, muchos acontecimientos simplemente pasan, y el final se convierte en una sucesión de cosas que ocurren a los protagonistas más por factores externos que por su propia mano. Quizá es que no logra que te solidarices con ningún personaje y por eso te da un poco igual si llegan vivos o no al final, que es lo que me pasaba a mí. Por lo demás, la historia queda totalmente cerrada y sentenciada, sin dar pie a una cuarta entrega (que podría hacerse, pero tendría que ser un tipo muy distinto de novela, y no creo que obtuviese nada de éxito en ese caso) Me dio la impresión de que una historia verdaderamente realista terminaría así, sin grandes finales épicos, quizá es eso lo que quería la autora, un final de vida real en el que los personajes no pasen por demasiadas situaciones milagrosas ni inverosímiles, pero que cierre todo.
La valoración global es buena, pero no para tirar cohetes. Un buen regalo para lectores ocasionales o devoradores voraces de literatura adolescente, pero no para amantes de la ciencia ficción o de las historias complejas en cuanto a argumento o trasfondo.
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