lunes, 2 de mayo de 2011

El viaje de Chihiro

El viaje de Chihiro es una película de animación del Studio Ghibli dirigida por Hayao Miyazaki y estrenada en 2001 que consiguió, entre otros, un Óscar y un Oso de oro.

Chihiro es una niña de 10 años que emprende un viaje personal, pero en un sentido metáforico más que físico, ya que al inicio de la película se nos muestra una chiquilla perezosa, mimada y quejica, que se verá obligada a afrontar una gran responsabilidad y llevar a cabo la complicada misión de recuperar a sus padres y una vida normal, al quedar atrapados los tres en el mundo de los espíritus. Así, Chihiro pasa a ser una chica mucho más madura y decidida. Y eso sin olvidar el romance implícito aunque puramente inocente con Haku, el otro personaje principal de la historia.

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Resumen:

Chihiro y sus padres están de mudanza, lo cual ha disgustado a la caprichosa Chihiro, que pierde a sus amigas al cambiar de ciudad. Sin embargo, cuando están llegando al pueblo en el que van a vivir, se extravían con el coche y acaban en mitad del bosque, ante un extraño edificio con la entrada a un túnel. Los tres lo atraviesan y salen a una pradera con un riachuelo y algunas casas, que el padre de Chihiro identifica como un parque temático abandonado. Atraídos por un delicioso olor, los padres de la niña se dirigen a un pueblecito cercano donde la única calle que lo surca está llena de restaurantes. Ella les insiste para que se marchen de allí, pero ellos deciden empezar a servirse la comida que hay en la barra, si bien no parece haber nadie en las cercanías encargado del establecimiento.


Chihiro continúa explorando el pueblo y llega al final, donde cruzando un puente se puede llegar a una gran casa de baños. Entonces se encuentra con un misterioso chico que le advierte para que huya rápidamente antes de la inminente caída de la de noche. Asustada por él, vuelve corriendo hasta sus padres, para descubrir horrorizada que en su lugar hay dos enormes cerdos y que el pueblecito antes desierto ahora se está llenando con criaturas desconocidas y borrosas conforme el sol de pone y se encienden las luces de las casas. La niña sale huyendo, para encontrarse con que ahora el pueblo está mágicamente rodeado por agua, que ocupa el puesto de la pradera por la que vino, y que no puede escapar. Espantada, presencia la llegada de muchos otros seres fantásticos, y se esconde hasta que el joven que la advirtió, que se presenta como Haku, la encuentra.


Haku la lleva de vuelta a la casa de baños y logra que entre a escondidas (aunque los empleados de los baños descubren su presencia), diciéndole que la única forma de que pueda permanecer en ese mundo es que trabaje en el balneario, y que sólo así podrá salvar a sus padres. Chihiro llega a las calderas, donde conoce a Kamaji, un anciano que se encarga de éstas, y más tarde a Lin, una empleada de los baños, que decide ayudarla a llegar hasta Yubaba, la bruja que dirige la casa, para que le pida trabajo directamente a ella. En su camino hacia el último piso del edificio, la niña ve cómo los clientes son todos los seres fantásticos que vió llegar al pueblo antes: los dioses y criaturas de la mitología japonesa.



Una vez ante Yubaba, la bruja es reacia a contratarla, pero finalmente cede y le da un trabajo, no sin antes hacerle firmar un contrato y cambiarle su nombre por el de Sen. Pasa a estar bajo tutela de Lin, y a la mañana siguiente, Haku le explica que debe seguir las reglas de ese mundo si quiere recuperar a sus padres algún día, que debe trabajar en la casa de baños por que si no, Yubaba, tiene derecho a deshacerse de ella. También le dice que la bruja cambia el nombre a la gente para tener control sobre ellos, y le recuerda que se llama Chihiro y no Sen, como la magia de Yubaba le estaba haciendo creer. Él, que es el aprendiz de la bruja, sin embargo no recuerda ya su nombre original, por lo que está preso de ella.


Esa noche Chihiro deja entrar en la casa de baños a un extraño ser negro con una máscara, pensado que es un cliente. Además, aparece un peculiar huésped, un dios pestilente que Yubaba pone bajo la atención de Lin y Sen. El cliente resulta ser un dragón dios del río que viene a descargarse de toda la mugre que los humanos han tirado en él, y que en agradecimiento por la ayuda de Chihiro, le entrega un pequeño pastel de hierbas. A la mañana siguiente, Chihiro ve cómo en la distancia un dragón blanco es perseguido por unos pájaros de papel, e inconsciente le llama Haku y le abre la ventana para que entre, cerrándola antes de que lleguen los perseguidores. El dragón, malherido y que Chihiro, sin saber muy bien por qué, ha identificado como el ayudante de la bruja, sale apresuradamente para ver a ésta, y la niña teme por la vida del joven si queda así de herido en manos de Yubaba, así que ella misma sube también hasta la última planta.



En una rápida sucesión de acontecimientos, Chihiro conoce al bebé de Yubaba, un niño gordo como un buey y de dos metros de altura, así como a la hermana gemela de la dueña de la casa, la también bruja Zeniba. Haku acaba de robarle un valioso sello por orden de Yubaba, y los pájaros le perseguían para recuperarlo. La hechicera, aunque no está realmente presente allí, tranforma al bebé en un ratón, y crea un señuelo con el mismo aspecto para engañar a su hermana, que en ese momento no estaba presente. Antes de que Zeniba pueda recuperar el sello, Haku rompe el hechizo que le permitía a ésta aparecerse allí, y escapa con Chihiro.

Cuando Kamaji le explica a ésta que algo dentro de Haku le está matando, Chihiro le da parte del pastel de hierbas del dios del río a Haku, lo que hace que escupa el sello de Zeniba y un gusano negro que Chihiro pisa pensando que era lo que estaba haciendo daño a Haku. Kamaji le da unos billetes de tren para que vaya a casa de la hermana de Yubaba a devolver el sello en nombre del ahora inconsciente y malherido Haku, pero en ese momento es reclamada por Lin.

El ser de la máscara ha resultado ser un monstruo llamado Sin cara, que a pesar de haber engullido ya a varios empleados de los baños, exige tener ante él a Sen, ya que es la única a la que no ha tentado con obsequios (método que usa para comerse a la gente) Chihiro le da el resto del pastel de hierbas y el Sin cara empieza a vomitar a todos los trabajadores de los baños que se había tragado, a la vez que persigue a la niña por todo el edificio hasta el exterior: Para entonces, Sin Cara vuelve a ser el del principio, ya que en palabras de Chihiro, sólo es malo en la casa de baños, se supone que porque allí la avaricia de la gente le permite engañarlos fácilmente.


Sin cara y el bebé convertido en ratón acompañan a Chihiro en el tren hasta la casa de Zeniba, la cual, agradecida, le obsequia una cinta para el pelo y le dice a la niña que el gusano negro que pisó había sido puesto ahí por Yubaba para controlar a su aprendiz. Haku, que se ha recuperado, ha conseguido hacer un trato con Yubaba para que permita a Chihiro y sus padres marchar si le trae de vuelta a su hijo. El joven se presenta en casa de Zeniba en forma de dragón y se lleva a la niña y al ratón. En el camino de vuelta, Chihiro recuerda finalmente por qué asociaba a Haku con el dragón: de pequeña, una vez se cayó a un río (que más tarde fue desecado por los humanos para construir encima), y aunque muy sutilmente, en su memoria todavía estaba el recuerdo del dios dragón del río rescatándola y llevándola a la orilla. Al decirle al joven que el río se llamaba Kohaku, su auténtico nombre, se rompe el encantamiento que tenía la bruja sobre él, liberándole.


Chihiro regresa y recupera a sus padres, que no recuerdan nada de lo sucedido, a la vez que Yubaba recupera a su hijo. La niña y Kohaku se despiden, no sin antes prometerle él que se volverán a ver.

Comentarios varios:

La historia bebe del rico folklore nipón al ambientarse en el mundo de los espíritus, los ocho millones de dioses de la religión Shinto. En todas sus formas y colores, estos personajes dan un contexto interesante a la película, y alguno de ellos tiene hasta su pequeño momento en la obra.


Aunque mínimo, el mensaje ecologista está implícito con el episodio del dios del río, ya que toda la suciedad acumulada había transformado a un airoso y anciano dragón en una masa de porquería y mal olor reconcentrado.

Los empleados de los baños, aunque de apariencia básicamente humana, son en realidad sapos y babosas, o alguna criatura relacionada en la mitología japonesa. Lin y otras muchachas no se parecen a éstos, ya que ella sí que aparenta ser totalmente humana; sin embargo, queda implítico en la historia que Sen es la única humana en la casa, ya que los demás empleados muestran repugnancia ante ella.

Finalmente, remarcar la extraordinaria banda sonora de la película, obra cómo no de Joe Hisaishi (como es habitual con el Studio Ghibli). A continuación un par de piezas que me gustan particularmente: The dragon boy, y Procession of the spirits:




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