jueves, 25 de noviembre de 2010

Guerreros sobre ruedas

Jayce y los guerreros sobre ruedas es una serie de dibujos francesa de 1985. En ella, el protagonista Jayce y sus compañeros de viaje surcaban la galaxia en una nave espacial buscando destruir el maligno imperio de turno que amenazaba a toda la humanidad.


Este enemigo era una raza de plantas mutantes. En un alarde de originalidad (y cursilería) en el doblaje español éstas eran las monstruoplantas, en la versión inglesa, monsterminds. Estos vegetales hipertrofiados además podían, de alguna forma que no puedo imaginar, convertirse en vehículos híbridos entre planta y máquina, y se desplazaban mediante raíces gigantescas que crecían hasta por el espacio. Los bichos en cuestión eran fruto de un experimento de Audric, el padre de Jayce, que se había torcido. En un último instante, éste había logrado sintetizar un medio para destruirlas en forma de raíz, que partió en dos: una se la quedó él, y otra se la hizo llegar a su hijo. La misión de éste era precisamente reencontrarse con su padre para unificar la raíz y deshacerse de las plantas.


Los personajes principales que acompañaban a Jayce incluían un molesto robot-escudero y una niña llamada Flora (sí, había salido de un repollo y podía "sentir" cosas, como la proximidad de los malos) La nave pertenecía a un mercenario espacial que recordaba más que sospechosamente a Han Solo. El elenco se completaba con Gilian, un mago que además era experto en tecnología: ¡el personaje definitivo de la ciencia-ficción, un mago-ingeniero! Él sólo se había construido la flota de vehículos armados que llevaban los buenos y que daban nombre a la serie. Jayce por cierto era un gran personaje protagonista, y su diseño era bastante bueno (no sé por qué, pero la franja de pelo blanco que compartía con su padre, que debía ser algún tipo de marca familiar, siempre me pareció un detalle genial) pero a veces demostraba ser muy corto.

La historia quedó inacabada y no se llegaban a reunir las dos partes de la raíz, aunque se barajó la posibilidad de hacer una película de cierre en la que, por supuesto, al final los buenos ganarían, los malos serían erradicados, y todas esas cosas.

Ahora que la veo en retrospectiva, la serie era absurda a más no poder, la verdad. Carece del más mínimo sentido y recurría a argumentos puntuales sin coherencia, donde muchas veces el capítulo se resolvía con un Deus ex machina descomunal. Pero no tenía criterio entonces para darme cuenta de ello. Ahora que la he conseguido de nuevo, puedo decir que es una de las pocas series de entonces que al volver a ella me ha decepcionado, y hoy en día no le daría mi visto bueno. Aunque lo del mago-ingeniero era un puntazo, eso sí.

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